Los aspectos más relevantes del tema aparecen sintetizados en la figura. El proceso histórico de urbanización, sostenido por el desarrollo económico a lo largo del tiempo, es el fundamento de la actual configuración del sistema de ciudades y de la morfología de cada ciudad. Impulsando la actividad económica y la propia organización de la red urbana está el sistema de transporte y comunicaciones, base de todos los intercambios esenciales para la actividad urbana.
Tres componentes aparecen distinguidos en el esquema, en cada uno de ellos se destacan los rasgos principales. En primer lugar, la red urbana española, caracterizada por los elementos que manifiestan mejor su carácter desestructurado. En segundo lugar, la morfología urbana, en la que se individualizan, dentro de cada zona configurada en un periodo histórico concreto, las unidades más representativas que poseen rasgos diferenciados. En tercer lugar, la dinámica reciente, abordada en dos ámbitos opuestos: por un lado, en el interior de las ciudades, donde se señalan la rehabilitación y las grandes operaciones urbanas como prácticas de intervención más usuales. Por otro lado, en la periferia, donde se enfatizan las consecuencias del actual modelo de crecimiento urbano disperso.
La planificación urbana y la ordenación del territorio son, en la actualidad, los medios para controlar y dirigir tanto el crecimiento de las ciudades, como su organización interna.
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